miércoles, 16 de diciembre de 2009

EL VIRREINATO DE LUIS ALVAREZ

El actual momento que vive la fiesta, los constantes ataques de sectores opositores, de falsos espíritus animalistas que buscan la aniquilación total de una especie, invitan a la familia taurina a unir fuerzas, a mostrar hermandad, a cubrir los posibles frentes frágiles y es totalmente todo lo contrario que se viene haciendo.

No es posible que las “altas esferas”, que la “crema y nata” sean los que están dando el mal ejemplo, empresarios venidos de otras tierras lleguen al país a hacer y deshacer, es cierto, es su fiesta, pero en tanto tiempo de tradición en el país ahora es tan nuestra como suya, nadie tiene el derecho a descalificar la labor de los matadores de toros colombianos, de los ganaderos, de la afición, de las empresas, creer que meritorias actuaciones en tierras lejanas le dan el aval de configurar temporadas enteras a su antojo, es pretender que la fiesta gire en torno a uno solo de tantos, que para colmo de males es nacional, que por meritos propios y también por la bendita suerte que hace falta para triunfar, está poniendo el tricolor nacional en alto y en vez de abogar por ella la ataca desde adentro, muchas cosas se dicen de los anti taurinos, pero razón tiene los que dicen que desde adentro es donde más hacen por acabar con la fiesta.

No quisiera pensar que pasa por la cabeza de un colombiano que se niega a trabajar con sus compatriotas, hay que tener el pecho muy frio y la cara muy dura para no sentir vacio en el estomago, hay que ser de piedra para no sufrir un mínimo de vergüenza, hay que estar muy seguro de lo que se está haciendo, porque no en vano dicen los viejos que mientras se sube hay que mirar bien la cara de los que van quedando porque cuando se caiga son los mismo que uno se encuentra en el camino.

Matar un toro en Madrid Cundinamarca, o en Sevilla Valle, no hace menos torero a uno que lo hace en las Ventas o en la Maestranza, el miedo, la comunión con la muerte siempre están ahí, el deseo de triunfar, de agradar a una afición, una afición que con una buena cerveza y un tamal de “bocadillo” y otros con un buen vino y un excelente embutido, comparten el mismo amor, ese que nos llega a todos cuando nos llevan de niños a las plazas, en los toros no deberíamos hablar de Colombianos, Españoles, Mexicanos, no, todos somos el mismo planeta taurino, con nuestras propias costumbres, nuestro propio lenguaje con los mismo intereses, aquellos que muchas veces olvidamos, si la fiesta muere, muere con ella esas personas oscuras que tirando por su lado se la están “cargando”, que bonito seria ver que el matador de más alto nombre que tiene el país en la actualidad, mate una corrida colombiana, con compañeros colombianos en la primera plaza del país ante una linda afición como la bogotana, seria y exigente, pero que infortunadamente tendremos que esperar para que esto suceda, porque siempre habrá una piedra en el camino y lástima que esta piedra sea de la casa, del planeta taurino.

Redaccion: Banderillas Negras

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